Kirkjufell
La montaña de la Iglesia
Kirkjufell, cuyo nombre significa “montaña de la iglesia” en islandés, es una de las montañas más icónicas y fotografiadas del país. Se alza 463 metros sobre el nivel del mar, con una forma cónica perfectamente reconocible que se eleva de forma solitaria junto a la costa norte de la península de Snæfellsnes.
Se trata de un volcán inactivo moldeado por la erosión glaciar, cuya silueta única se ha convertido en símbolo del paisaje islandés. Su fotogenia se multiplica gracias a su proximidad a las cascadas Kirkjufellsfoss, que permiten componer escenas casi de fantasía, especialmente en invierno con nieve y hielo.
Nuestro plan era llegar a media mañana, pero una espesa niebla cubría la montaña. Decidimos ir primero a la casa donde nos alojábamos a comer algo caliente y esperar a que el tiempo mejorara.
Más tarde, nos armamos de valor y regresamos al lugar, con la esperanza de ver al menos su silueta al atardecer.
Al llegar, el viento era tan fuerte que apenas podíamos mantenernos en pie. El frío calaba los huesos y ponernos los crampones se convirtió en una pequeña odisea. Pero la montaña nos esperaba. Avanzamos por el puente que cruza las cascadas, entre nieve y hielo, cuando de pronto, las nubes empezaron a abrirse lentamente.
Fue entonces cuando Kirkjufell se reveló ante nosotros, silenciosa e imponente. La niebla se alzó como un telón, dejando al descubierto una de las estampas más mágicas del viaje. A pesar del frío y el cansancio, fue un momento de pura emoción y belleza, compartido en un paisaje que parecía de otro mundo.
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