Svínafellsjökull
Le lengua helada que nos susurró la historia del tiempo
Tras una caminata desde el aparcamiento, sin saber aún cuánto nos iba a ofrecer aquel lugar, el paisaje se abrió de golpe. Frente a nosotros, la lengua del glaciar descendía majestuosa entre las montañas, como si el hielo hubiera aprendido a fluir con la paciencia de los siglos.
Algunos hicimos volar el dron para contemplar su magnitud desde el cielo, pero fue al descender hasta sus pies cuando realmente comprendimos su escala. Allí, junto a los bloques de hielo, las texturas dibujaban grietas azules, líneas profundas, rugosidades imposibles. Era como caminar sobre la piel del tiempo.
El silencio era denso. No había más sonido que el crujido lejano del hielo o el leve susurro del viento, como si el glaciar hablara en un idioma muy antiguo. Estábamos ante algo inmenso, poderoso, bello. Y por un momento, diminutos pero plenamente presentes, sentimos que formábamos parte de ello.
Back to Top